Juan Carlos Romero Puga | @jcromero
Ha pasado casi medio siglo desde el estreno de la serie original de Star Trek con su idea del futuro y los imaginados avances tecnológicos que entonces parecían posibles. Es imposible contar hoy una historia de aventuras de la misma manera; el peso debe caer necesariamente en nuevos elementos para dar algún sentido a las secuencias de acción, y los espectaculares efectos especiales que se funden con lo real.
En su segunda entrega de la saga, el director J.J. Abrams incorpora elementos y personajes conocidos para los iniciados, al tiempo que va construyendo un producto nuevo para quienes llegamos tarde a intentar entender el universo Star Trek. Para el inicio de esta cinta han pasado unos años desde que el USS Enterprise quedó a cargo del capitán James T. Kirk (Chris Pine); la historia de su origen, así como la del resto de los miembros de la tripulación se ha quedado en el pasado, de modo que la trama llega rápido al punto: un ataque terrorista en Londres, perpetrado por John Harrison (Benedict Cumberbatch), un oscuro y ambiguo personaje que alguna vez formó parte de la Flota Espacial.
En lo sustancial, Star Trek: En la oscuridad avanza con pocas sorpresas; los pretendidos giros argumentales y la resolución de momentos críticos están telegrafiados; aun cuando el relato adquiere un tono trágico la cinta es predecible. Sin embargo, la pieza se sostiene gracias al juego y al constante choque entre las personalidades contrastantes de Kirk y su primer oficial, Spock (Zachary Quinto).
Mientras uno emplea la lógica, la razón y el comportamiento apegado a las normativas, al otro lo caracteriza su carácter instintivo y la impredictibilidad. Justamente esos rasgos se convierten en resorte de los conflictos y motor de la película, más allá de los móviles del villano de la historia. Así, mientras para Kirk el reto es ganarse el respeto de los demás y probar que puede ser un verdadero líder, Spock lucha por lograr un equilibrio entre su parte fría y análitica y las emociones de su mitad humana.
Por lo que hace al resto del elenco, el guion exige poco a los actores y los involucra de manera importante sólo en contados momentos. La cinta resulta limitada en el dibujo de personajes secundarios del Enterprise como Uhura, Bones, Scotty, Chekov y Sulu, a quienes les niega mayor protagonismo. El resultado en conjunto no es despreciable como una aventura entretenida, pero los siguientes capítulos demandan algo más, un sello que haga perdurable esta reelaboración del hito de una generación. |
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