Un hombre canta en el escenario, a espaldas del público, en un sucio bar de Detroit. En el otro extremo del mundo, tan lejos como en Sudáfrica, la letra de sus canciones articulan una revolución social. Algo así como la mariposa que bate sus alas y desata un huracán en otro continente.

La historia es real y a punto estuvo de no ser conocida. Debieron pasar algo más de 30 años para que el artista se encontrara cara a cara con el público al que había inspirado. Así lo narra esta pieza de Malik Bendjelloul, que ganó el Oscar en la categoría de mejor documental en 2013.

El planteamiento del filme nos lleva a la encrucijada del azar y el destino. Por azar, los discos de Sixto Rodríguez llegaron a Sudáfrica y sus letras fueron capaces de crear una estructura de la que se colgaría la rebelión por el Apartheid. El destino fue el que le dio su lugar de artista y gurú musical a Rodríguez, un trabajador de la construcción de Michigan.

I wonder about the love you can't find
And I wonder about the loneliness that's mine
I wonder how much going have you got
And I wonder about your friends that are not.
(I wonder)

La narrativa del documental avanza en orden cronológico, así que podemos ir descubriendo la historia junto con los creadores. Vislumbramos el origen de Rodríguez. De padre mexicano, es un letrista cuyo estilo remitirá a muchos al trabajo de Bob Dylan, si bien los propios productores musicales sostienen que es aún mejor que el poeta-compositor. Pero Rodríguez no tuvo fama. Descrito casi como un indigente que tomaba cualquier empleo en la ciudad de las grandes compañías automotrices estadounidenses, grabó un par de discos, Cold Fact (1970) y Coming from Reality (1971), que no registraron ventas en su país.

Crooked children, yellow chalk
writing on the concrete walk
Their King died
Drinking from a Judas cup.
(Inner city blues)

Sin embargo, se asume que el agente de propagación fue alguna chica estadounidense que fue a visitar a su novio en Sudáfrica y le obsequió los discos. Entonces ocurrió lo que hoy llamamos un fenómeno viral: de una reunión particular a otra, el disco fue reproduciéndose en viejas cintas de audio, hasta llegar, con la corriente underground, a una amplia capa poblacional. Sirvió de sound track para los movimientos insurgentes contra el estricto gobierno de los blancos, de aura nazi, e inspiró a multitudes y nuevos grupos musicales para sus propios movimientos.

Al artista lo daban por muerto. Lo poco que se sabía de él dio lugar a enormes leyendas urbanas, en las que se aseguraba, por ejemplo, que se había suicidado en un bar de mala muerte, en plena actuación.

Was it a huntsman or a player
That made you pay the cost
That now assumes relaxed positions
And prostitutes your loss?
Were you tortured by your own thirst
In those pleasures that you seek
That made you Tom the curious
That makes you James the weak?
(Crucify your mind)

Fue el trabajo de investigación periodística de Stephen Segerman y Craig Bartholomew Strydom el que despejó el camino hacia Rodríguez. Ellos participaron activamente para llevarlo a su primer concierto en Sudáfrica.

Del casi medio millón de copias de discos que se presume se habrán vendido en ese país, no llegó ni un centavo a los bolsillos del cantautor. Él sigue siendo todo un desconocido de la clase trabajadora en Detroit, aunque de vez en cuando sigue visitando Sudáfrica, en donde es una celebridad.

La historia es tan increíble, como entrañable e inspiradora. Elevado al papel de chamán, Rodríguez habla poco y vive frugalmente. Este documental es la museografía perfecta a una historia que cautiva: le permite contarse sola, sin superlativos ni adjetivos, deja que el espectador se llene de la mágica realidad de las sincronías.

Sugar man, won't you hurry
'Cos I'm tired of these scenes
For a blue coin won't you bring back
All those colours to my dreams.
(Sugar man)