Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Cuando Superman quedó terminada, Richard Donner tenía listo más del 70 por ciento de la segunda parte. Los productores Alexander e Ilia Salkind le arrebataron el proyecto y se lo entregaron a un segundo director, Richard Lester, para que lo terminara. La idea de Donner era hacer una película más oscura y espectacular que su predecesora, totalmente alejada de lo que ellos buscaban.

Mientras Donner peleaba por mantener el control sobre su película, los productores proponían cambios en el tono, al tiempo que le pedían eliminar las escenas rodadas con Marlon Brando, quien quería renegociar su aparición en la segunda parte. El conflicto llegó a su fin con el despido de Richard Donner, pero su cese significó una ruptura radical; para que Lester pudiera tener el crédito como director, más del 50 por ciento del filme tenía que ser filmado por él. Gene Hackman y el compositor John Williams rehusaron continuar en el proyecto, así que terminar la película implicó el uso de un doble para las partes que requerían a Hackman en el set, colocar a Susannah York (quien protagonizó a Lara, la madre biológica de Superman) en el lugar de Marlon Brando y regresar para rehacer secuencias completas.

El resultado lo conocemos. Un éxito, una secuela bien valorada, pero en la que uno encuentra detestables escenas de humor que rompen con el ritmo que había dejado marcado Donner, una enorme S de celofán que atrapaba a los criminales como red y un beso que inexplicablemente borraba la memoria a Lois Lane al final de la cinta y que todavía se siente como un insulto a la inteligencia de cualquiera.

Casi tres décadas después, en la víspera del estreno de Superman regresa, Warner Bros. accedió a las peticiones de quienes creían que era importante rescatar y reeditar el material filmado por Richard Donner para conocer o al menos acercarse a lo que pudo haber sido su versión original. Fue Michael Thau, editor y productor, quien rescató rollos y rollos de película que se creían perdidos y que se encontraban en estudios del Reino Unido y se puso a trabajar en ellos. Superman II: The Richard Donner Cut fue el resultado.

La pregunta más importante que debía responder su visionado es si esta versión desconocida —una película que técnicamente nunca existió— es mejor que la exhibida en 1980. Lo es y mucho, aun con todos sus defectos.

La estructura se conserva, una apretada sinopsis no haría diferencia entre una y otra. Las diferencias sustanciales se encuentran en lo que Richard Lester añade y sustituye en la visión original del director de La Profecía.

Lester arranca con un largo e inútil repaso de todo lo que fue el primer filme, mientras que Donner retoma apenas dos o tres aspectos de aquella que le permiten establecer vínculos importantes entre los dos episodios. La secuencia inicial en París, que todos conocemos, no es sino un recurso artificioso para explicar la liberación de los criminales kriptonianos liderados por el General Zod, y tratar de borrar la marca de quien por derecho debió firmar como director de la cinta.

Es curioso encontrar "novedades" en un trabajo que debimos ver hace casi treinta años. La revelación de la identidad de Superman para Lois llega de una forma distinta, mucho menos tonta y mucho más convincente; hay un mayor énfasis en la crueldad y la ambición que muestran los villanos, lo mismo que en la gravedad con que el héroe los enfrenta. Otro acierto es que la nueva edición descarta por completo los ridículos gags insertados por Lester, mientras Zod y sus secuaces, Ursa y Non, combaten la ira de los habitantes de Metrópolis, que creen muerto a Superman, soplando contra ellos para hacerlos retroceder, o la horrenda escena en que el Hombre de Acero restaura la bandera estadounidense en la Casa Blanca.

Es decir, para Richard Donner el problema nunca fue lograr un equilibrio entre drama y comedia, más allá de la fingida torpeza y timidez de Clark Kent. Superman II se proponía ser una secuela digna del primer trabajo, nunca una comedieta. Donner se lo tomó tan en serio que no dudó cuando vio a Christopher Reeve y lo convirtió en Superman, se empeñó en la elección de un elenco sobresaliente y contagió a John Williams para hacer una banda sonora memorable.

Las secuencias mutiladas que ahora podemos ver con Marlon Brando y Reeve le dan otra profundidad a la modesta historia, la dotan de mayor sentido y le añaden mayor dignidad. Lo que conocimos como una conversación entre Superman y un holograma de su madre de Kripton, en realidad fue concebido como un duelo verbal entre Jor-El y su hijo en el que éste renuncia a su naturaleza para convertirse en un simple humano. Por lo mismo, su redención es más dramática; convertirse de nuevo en Superman implica nuevos sacrificios y es en el diálogo final de ambos donde toma sentido la frase de "el hijo se convierte en el padre y el padre en el hijo" que volveríamos a escuchar en Superman regresa. Lo momentos, pues, entre Brando y Reeve son lo mejor de la cinta.

Con todo, es un error decir que Superman II: The Richard Donner Cut es íntegramente el filme que Donner imaginó, toda vez que debido a su separación del proyecto mucho del material ni siquiera se filmó y otro tanto se perdió. No obstante, lo rescatado es bastante para saber que ahí había una película estupenda del Hombre de Acero.

Afortunadamente, el final también es diferente. No se los contaré; simplemente les diré que Superman lo vuelve a hacer...

*El DVD incluye extras como el comentario de Richard Donner, las escenas borradas y un reportaje sobre la labor de restauración de la película. Desgraciadamente WarnerBros. no tiene previsto venderla en México, así que la mejor opción por ahora es conseguirla vía internet. La versión sencilla de un disco es Región 1 e incluye subtítulos en español.