Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Cargada de una buena dosis de humor negro y situaciones muy bien colocadas por momentos, Team America es una buena película, pero tampoco es lo profana que podría esperare.

Su problema principal radica en el hecho de que sus creadores, Trey Parker y Matt Stone hicieron de ella un manifiesto político —tal como sucedió con Michael Moore y Fahrenheit 9/11— de cara a la reelección de George W. Bush para un segundo periodo presidencial.

La trama gira en torno a una fuerza antiterrorista internacional —lo cual es un decir, ya que sólo Estados Unidos participa— llamada Team America, la cual enlista a Gary Johnston, un actor de Broadway, para que, echando mano de sus recursos actorales, se infiltre y consiga información que permita desarticular una red terrorista que cuenta y que está dispuesta a usar armas de destrucción masiva para sembrar el caos.

Entre lo mejor de la cinta están las alusiones a la ocupación de Irak por parte del gobierno de Estados Unidos que, con el pretexto de salvaguardar la libertad, la seguridad y la paz del mundo, hace pedazos un país completo. Del mismo modo, en Team America , los miembros del equipo, Chris, Sarah, Lisa y Joe combaten el terrorismo desde El Cairo hasta el canal de Panamá, dejando en su camino una estela de destrucción que incluye las pirámides de Egipto o la Torre Eiffel.

Sin embargo, en esta historia, el villano no es ningún líder árabe; se trata del dictador norcoreano Kim Jong Il, cuyo régimen curiosamente admitió, el día del estreno de la cinta en México, poseer armas de destrucción masiva, en abierto desafío a EU.

La película, pues, tiene sus aciertos y sus buenos momentos. La recreación de varios escenarios y la expresividad de las marionetas es notable, lo mismo que las secuencias en que Kim canta que se siente “solitito”, alguna otra en la que mientras el protagonista parece caer en una profunda depresión se escucha una canción melosa en la que se escucha que Pearl Harbor es una mugre y que Ben Affleck es pésimo, o en la que un par de gatitos negros son presentados como fieras panteras.

Por supuesto, viniendo de los creadores de South Park, hay escenas más subidas de tono en las que el protagonista, Gary, vomita interminablemente después de embriagarse, o bien una que valió que en las taquillas de los cines se colocara la advertencia “esta película contiene escenas de sexo explícito entre marionetas”.

Desgraciadamente, los detalles y los chispazos no sostienen toda la cinta.

La referencia a numerosas estrellas de Hollywood, aglutinadas casi como escudo humano en torno al dictador Kim, parece demasiado gratuita. El aparente homenaje que se hace a la popular serie sesentera de Los Thunderbirds, al emplear únicamente marionetas en su realización, tiende a desalentar a un público para el que justamente esa serie televisiva no significa nada.