LAS TORRES GEMELAS

DIRECCIÓN: Oliver Stone
TÍTULO ORIGINAL: World Trade Center (2006)
PAÍS: Estados Unidos
GUION: Andrea Berloff; basado en las historias de John McLoughlin y William Jimeno
FOTOGRAFÍA: Seamus McGarvey
MÚSICA: Craig Armstrong
DURACIÓN: 129 minutos

 
 
 
 
   
 
 

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

No pocas personas despertaron la mañana del martes 11 de septiembre de 2001 con el sonido del teléfono y las primeras imágenes en la televisión. El mundo llegó al World Trade Center cuando la tragedia había comenzado, aunque no fue sino hasta las 9:03 horas, cuando el vuelo 175 de United se estrelló contra la Torre Sur, que el sobresalto se transformó en terror absoluto.

Por razones completamente opuestas, los minutos que transcurren entre el inicio de Las Torres Gemelas y el momento en que se recrea el desplome del primer edificio son verdaderamente brillantes.

Sin prisa por meterse en la tragedia, el director Oliver Stone muestra con detalle el despertar de una ciudad que se sacude la pereza mañanera y que inicia su actividad en las calles; las imágenes narran Nueva York antes de salir el sol: los repartidores, las cortinas de los negocios se abren, los primeros autobuses y los vagones del metro cubren su ruta con tres personas a bordo...

El impacto del vuelo 11 de American Airlines contra la Torre Norte es apenas sugerido; sólo una sombra y un estruendo. Ahí se inicia todo. Junto con un ejército de Bomberos y elementos del Departamento de Policía, decenas de oficiales de la Autoridad Portuaria de Nueva York aparecen en el lugar para intentar el rescate. Stone no cede a la tentación del efectismo y permite ver apenas dos breves escenas de las torres; desde la perspectiva que nos muestra, es imposible adivinar que un segundo avión se ha estrellado ya, así que la magnitud de la catástrofe queda oculta tras largos minutos.

La cinta recrea con enorme verosimilitud el interior del Centro Mundial de Comercio y la operación de los cuerpos de rescate en los minutos previos al primer desplome. La angustia de lo que no se ve es superior a cualquier cosa y, créanme, no encontrarán nada más sobrecogedor que el ruido aturdidor de la caída del gigante.

Una segunda historia comienza ahí; la de dos agentes de la Autoridad Portuaria, John McLoughlin (Nicolas Cage) y Will Jimeno (Michael Peña), las víctimas número 18 y 19 —de un total de 20— en ser rescatadas con vida de los escombros. Al tiempo que se narran las siguientes 12 horas y se reproducen sus diálogos en medio de la destrucción, la película sigue el drama familiar, pero con resultados disparejos.

El primer gran acierto de Oliver Stone en Las Torres Gemelas es colocar a las personas siempre por encima de los trágicos acontecimientos, mantenerse al margen de las razones y quedarse a nivel de piso, en el papel de observador de los atentados.

Acaso un poco irreconocible en lo que se refiere a su estilo, el director estadounidense se ciñe a los hechos, sin aportar novedad a la lectura de los ataques. La dimensión de los hechos se aprecia sólo al final, antes de los créditos, cuando aparecen los números de la tragedia: 2 mil 749 muertos, de los cuales 343 eran bomberos; 23, elementos del Departamento de Policía, y 37, policías de la Autoridad Portuaria.

Pero el filme, más allá de lo emotivo, también resulta cansado. El realizador se arriesga poco en la voluntad por mantener la mesura y quedarse en el conflicto micro, de modo que el matiz más interesante —el hecho de que se trata de un ataque impensado contra la ciudad de Nueva York, se desvanece para volverse una historia de sobrevivencia no por sí misma desdeñable, pero que va perdiendo fuerza mientras los minutos pasan.

Asimismo, hay poca naturalidad en el entorno familiar de los oficiales caídos (María Bello no llega a ser verosímil como esposa del agente McLoughlin); existe demasiada sofisticación en su trato, en sus maneras, en su forma de afrontar la situación, incluso existen los chocantes arranques de estupidez melodramática de adolescentes que no tienen ni una maldita idea de la magnitud de lo sucedido.

El relato se recupera, no obstante, durante los 20 minutos finales, porque volvemos a ver el quid del asunto, es decir, el trabajo solidario de rescatistas, bomberos y miles de voluntarios, el desempeño de los héroes anónimos.

Las Torres Gemelas tendrá que volverse un indispensable en la revisión de los hechos del 9/11, pero me parece que pocos reconocerán la mano de Oliver Stone detrás de este trabajo, más que nada por lo aséptico que resulta.

 

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