TUS SANTOS Y TUS DEMONIOS

DIRECCIÓN: Dito Montiel
TÍTULO ORIGINAL: A Guide to Recognizing Your Saints (2006)
PAÍS: Estados Unidos
GUION: Dito Montiel; basado en su libro A Guide to Recognizing Your Saints
FOTOGRAFÍA: Eric Gautier
MÚSICA: Jonathan Elias
DURACIÓN: 100 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Premiada en el Festival de Sundance 2006, Tus santos y tus demonios, de Dito Montiel parece menos un trabajo experimental, que una forma de mostrarnos, uno a uno, los elementos que conformaban el asfixiante ambiente de Queens que lo obligó a escapar a California en los años ochenta.

El punto de partida está marcado por una llamada telefónica que DIto (Robert Downey Jr.), ya convertido en adulto y al otro lado del país, recibe por parte de su madre, quien le hace saber que su papá está gravemente enfermo. Pero el viaje de costa a costa que el protagonista hace está lejos de ser un ejercicio de nostalgia.

La vuelta al barrio significa ver en cada esquina la evidencia de que ahí no queda nada de valor. Los recuerdos que Dito guarda de su adolescencia están llenos de dolor; se ve a sí mismo llevado por la corriente, entre un montón de nacidos para perder que sólo saben pelear por territorios, que inician torpemente en el mundo del amor y el sexo, y que carecen de alternativas en casa, donde los padres son sujetos mediocres que aspiran a ser camaradas de sus hijos.

El relato actual se entremezcla con el pasado por medio de abundantes flashbacks que nos muestran a ese Dito más joven (Shia LaBeouf), ansioso por encontrar algo que lo estimule, fracasando una y otra vez en sus búsquedas, dándose de frente con amigos poco inteligentes, con un padre que no sabe ser tal y con una libertad que se ve cada vez más acotada por las venganzas de las guerras interraciales.

Conforme pasan los minutos, uno se convence de que la huida es la única alternativa posible. El protagonista-director nos lleva a esa época sin idealización; nos la muestra cruda, irrespirable, con hogares invivibles, sin afectos. Sin embargo, tampoco parece que esté saldando cuentas con su pasado, regodeándose en lo que no fue o en las brillantes vidas frustradas por la violencia y la droga.

Formalmente, Tus santos y tus demonios es un eficaz ejercicio de memoria visual y auditiva de los ochenta, los diálogos de sus personajes aparecen frecuentemente desmontados de la imagen, como voces en off, acaso una forma de decirnos que no todos los recuerdos son fieles y que se recurre justamente a la memoria para recrearlos.

El debut como cineasta de Dito Montiel llega a través de una cinta difícil de tragar y para apreciarla habría que entender que no es la nostalgia, sino la melancolía de donde se alimentan estas memorias. Es difícil conectarse con una historia en la que los afectos parecen tan ausentes y los recuerdos sobre las personas que nos acompañaron resultan tan sombríos. La relevancia de las personas y de los pasajes sobre los que ha decidido contarnos el autor queda resumida en una breve frase antes de los créditos: "A final —como ya dije— dejé todo y a todos. Sin embargo, ninguno, ninguno me ha dejado a mí". Desgraciadamente, ello no significa una reconciliación ni un ajuste de cuentas con el pasado.

 
 
 
 
       

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