LAS VACIONES DE MR. BEAN

DIRECCIÓN: Steve Bendelack
TÍTULO ORIGINAL: Mr. Bean's Holiday (2007)
PAÍS: Reino Unido
GUION: Robin Driscoll, Hamish McColl
FOTOGRAFIA: Baz Irvine
MÚSICA: Howard Goodall
DURACIÓN: 90 minutos

 
 
 
 
   
 
 

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Detrás del enorme éxito de la serie de Mr. Bean estaba, por supuesto, el talento de Rowan Atkinson, su estilo de comedia casi silente, pero había, ante todo, sentido común para establecer límites a los gags del personaje, con el fin de no alargar innecesariamente los sketches en cada episodio.

Johnny English ayudó a Atkinson a desmarcarse de Bean en un momento en que el personaje se había comido al actor. La película funcionó sin ser extraordinaria y sin limitar al actor a la pura comedia física. No había, pues, una razón suficientemente poderosa para desempolvar al viejo personaje. Por eso, Las vacaciones de Mr. Bean sólo puede traducirse en una terrible decepción, aun para su legión de seguidores.

Tomando como modelo Las vacaciones de Monsieur Hulot, una comedia de 1953 de Jacques Tati, en esta historia Mr. Bean es designado ganador de un viaje todo pagado a la costa francesa, al mismo tiempo que se celebra el Festival de Cannes. La travesía del comediante, desde su salida de Londres, tiene como ingrediente la compañía de un niño, cuyo padre fue dejado por el tren gracias a las tonterías del inglés.

A sabiendas de que existirían comparaciones, hay que decir que el filme funciona pobremente. Mr. Bean es gracioso cuando se ubica al centro de la escena y el resto del reparto lo dota de instrumentos para actuar; de otra manera, la suma de actores y de situaciones sólo parecen haber sido dispuestos para engordar el tiempo de proyección.

El esfuerzo en el guion parece terminar en la persona de Rowan Atkinson; el resto de las líneas destinadas al elenco de la película carecen de cualquier cariz cómico. Las escenarios cambian, pero el tono es el mismo: situaciones corrientes, diálogos poco imaginativos, nada que amerite el esfuerzo. Por si fuera poco, en Las vacaciones de Mr. Bean se repiten varios de los sketches elaborados para la televisión, sólo que el recurso se consume en menos tiempo del que dura cada secuencia.

Puede decirse que en la hora y media que dura la película hay algunos pequeños destellos de comicidad, atribuibles al oficio del protagonista, y una modesta caricatura de Willem Dafoe sobre un director de cine de arte que arranca breves sonrisas.

La escena más ingeniosa y lograda en lo visual es, ni duda cabe, la caminata casi a ciegas que Mr. Bean realiza desde la sala de proyección de Le Palais, sede del Festival de Cannes, a la playa, pasando por el toldo de una docena de vehículos en movimiento. Pero lo demás resulta estéril, desde los disfraces que aparecen en cierto punto de la historia, hasta la muchacha bonita que se suma a la misma como un muy ambiguo protagónico femenino. Sin Mr. Bean como elemento detonador la comedia languidece y se esfuma casi por completo.

 

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