VENUS NEGRA

DIRECCIÓN: Abdellatif Kechiche
TÍTULO ORIGINAL: Vénus noire (2010)
PAÍS: Francia, Bélgica
GUION: Abdellatif Kechiche, Ghalia Lacroix
FOTOGRAFIA: Lubomir Bakchev
MÚSICA: Slaheddine Kechiche
DURACIÓN: 162 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Tratada como espécimen de colección tras su muerte, el cuerpo de la mexicana Julia Pastrana fue objeto de exhibición durante más de un siglo en ferias y circos de Estados Unidos y Europa, donde era llamada "la mujer simio", merced a trastornos genéticos que por un lado le cubrían el cuerpo de grueso y oscuro vello y, por otro, le habían dado una boca con encías hipertrofiadas.

El caso es una pequeña pieza del muestrario racista del colonialismo europeo del siglo XIX, donde los supuestos hombres de ciencia se proponían probar mediante serios estudios la inferioridad de los grupos originarios de África. Justo en ese contexto se desarrolla la historia de Venus negra, cinta del tunecino Abdellatif Kechiche sobre Saartjie Baartman, una mujer sudafricana convertida en una atracción de feria para las clases miserables en Londres y divertimento de la aristocracia francesa, ante quienes representa el papel de incivilizada, monstruo y animal domesticado.

Reiterativa en las secuencias de degradación pública de su personaje, el filme muestra a la llamada Venus Hottentot (interpretada por la cubana Yahima Torres) saliendo de una jaula para ser sometida por un domador, quien antes de dar fin al espectáculo incita a la chusma a tocarle el trasero y los labios vaginales, como climax del entretenimiento morboso. Sin embargo, el trato infrahumano de Saartjie se extiende a los miembros más respetables de la sociedad.

Disminuida por el alcoholismo en el que se refugia, obligada a prostituirse para vivir, la protagonista de este crudo y desasosegante relato de racismo y machismo, queda abandonada a su suerte, para ser acogida por los miembros de una comunidad científica, que reducen la complejidad de la persona a mera curiosidad anatómica, que merece ser conservada en formol y descrita por las agudas observaciones del naturalista Georges Cuvier: “Jamás hemos visto cabeza humana más parecida a la de un mono”.

Venus negra, sobra decirlo, es una pieza asfixiante, sin concesiones con su protagonista, una actriz debutante que nos permite (ni modo, pero así es) asistir a la degradación de un ser humano.

 
 
 
 
       

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