Timbiriche, Pandora, Menudo, Magneto y Veronica Mars. Todos tienen algo en común. Algo más que ser iconos pasajeros de la cultura televisiva: que han tenido un regreso, un reencuentro, una resurrección.

Esta vez es el retorno de la detective rubia cuya serie en la televisión se transmitió durante tres temporadas, de 2004 a 2007. Decían que era algo así como una serie policiaca ligera porque era para pubertos. ¿Qué fue lo que motivó a Rob Thomas, creador de la serie, a retomar la historia y ahora llevarla al cine? La duda es válida dado que, los años que se transmitió en Warner Channel, la serie pasó sin pena ni gloria. Era insulsa, desabridona, no aspiraba a grandes públicos... factores que se repiten siete años después en esta película concebida para la pantalla grande.

Debe de ser la necesidad de probar nuevas historias. O aprovechar la necesidad de revivals, lo retro como negocio. El hecho es que Thomas y la protagonista, Kristen Bell, armaron la vaca entre inversionistas (crowdsourcing, como ahora le dicen) y, según sus propias declaraciones, reunieron casi el triple de los recursos que se habían planteado para filmar la película de la serie. Querían dos millones de dólares y consiguieron 5.7 millones.

No sólo eso: lograron que prácticamente todos los actores que estuvieron en la serie de televisión original aparecieran en el filme. Luego, todo es contar cosas coherentes de lo ocurrido en sus vidas después del baile de la prom night, ese eterno retorno, perpetuo lugar común, de la cultura gringa.

Desde adolescente, Veronica ayudaba a su padre, el detective privado Keith Mars (Enrico Colantoni), a resolver casos. Acá lo hace de nuevo, sólo que esta vez debe regresar del sofisticado Nueva York —donde está por iniciar una prometedora carrera de leyes— para resolver un caso en el cual está implicado el amor (imposible) de su vida. Y así, cada uno: la nerd del grupo ahora es una flamante y adinerada ingeniera en computación; el expandillero ahora es un próspero hombre de familia, con negocio propio; el exnovio, un marine…

El planteamiento de la película es bastante flojo: un grupo de excompañeros de preparatoria que se reúnen para resolver un asesinato. Sé lo que hicieron el verano pasado, pero sin tramos sangrientos, ni terror, ni nada interesante. Ni siquiera un poco de tensión. Apenas un soso capítulo de Veronica Mars, de 107 minutos de duración y sin cortes comerciales. Eso sí, con dos apariciones rápidas de Jamie Lee Curtis, como una potencial empleadora de Veronica Mars, y de James Franco, en el papel de... James Franco.

La cinta gustará a quienes hayan sido seguidores de la serie y les interese ver en pantalla qué les proponen para continuar la vida de los personajes. También gustará a uno que otro puberto despistado que no haya leído siquiera una buena historia policiaca. De ahí en fuera, es una película televisiva más, de las que se ven cuando no hay nada mejor que hacer.