EL VICEPRESIDENTE: MÁS ALLÁ DEL PODER

DIRECCIÓN: Adam McKay
TÍTULO ORIGINAL: Vice (2018)
PAÍS: Estados Unidos
GUION: Adam McKay
FOTOGRAFÍA: Greig Fraser
MÚSICA: Nicholas Britell
DURACIÓN: 132 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Mucho más inteligente que la burda caricatura que Oliver Stone hizo de George W. Bush en 2008, El Vicepresidente, de Adam McKay, muestra la habilidad para ir mucho más profundo, tomando como protagonista a Dick Cheney (Christian Bale) de quien vamos un dibujo de cuerpo completo mucho más sutil, malicioso y efectivo para ilustrar la manera en que se ejercía el poder en la Casa Blanca entre 2001 y 2009.

La cinta nos presenta a un Cheney joven que no parece ser el lápiz más afilado de la caja, que no ha podido mantenerse en Yale, por lo que tiene que dedicarse a instalar tendidos eléctricos, pero que posee dos importantes cualidades que lo harán escalar: la lealtad y su talento como operador político, a las que se suma como activo su tenaz esposa Lynne (Amy Adams), quien va influyendo de manera decisiva en cada paso de su carrera, aunque en público aparente ser una discreta ama de casa republicana.

Entrenado en el sketch político como guionista de Saturday Night Live y cómplice de algunas de las cintas menos sofisticadas de Will Ferrel, McKay recurre a mucho más que la diatriba o a la ridiculización de sus personajes. De hecho, no parece ser su principal intención narrar cómo este hombre gris, por no decir oscuro, ganó tal influencia sobre un ser de tan pocas miras como Bush (Sam Rockwell en gran interpretación y lejos de la caricatura barata), sino que pone a la vista de todos un periodo de la historia estadounidense que tiene que verse como una perversa broma para no mirar la tragedia que fue en muchos sentidos.

A diferencia de la ya mencionada cinta de Oliver Stone, El Vicepresidente no hace a la gente víctima del gobierno, Por el contrario, la hace responsable del desastre, de colocar a monstruos sin corazón e incluso a un Cheeto naranja en la cima del poder. De ahí que, cerca del final, el protagonista rompa la cuarta pared para justificar sus actos y recordarle al espectador una sola cosa: “Tú me elegiste”.

Quizás este movimiento pendular del electorado estadounidense (de Bush a Obama a Trump) inspiró un breve momento de la película en el que Cheney le pregunta a su jefe “¿en qué creemos?”, tras lo cual éste estalla en carcajadas y entra riéndose a su despacho sin poder responder.

 
 
 
 
       

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