VOLVER

DIRECCIÓN: Pedro Almodóvar
TÍTULO ORIGINAL: Volver (2006)
PAÍS: España
GUION: Pedro Almodóvar
FOTOGRAFÍA: José Luis Alcaine
MÚSICA: Alberto Iglesias
DURACIÓN: 121 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

En lo personal, nunca he esperado por las cintas de Pedro Almodóvar. Hable con ella me parece sin ninguna duda una de las mejores películas que haya visto, pero también creo que trabajos como la sobrevalorada La mala educación, han recibido más de lo que en realidad merecen.

Volver es diferente.

A partir de los ritos sociales que vive la gente de su pueblo en relación con la muerte y con los muertos, Almodóvar relata una historia sumamente sencilla, aunque a partir de un guion complejo, sobre los vínculos de solidaridad femenina que se crean a partir de la tragedia.

Avecindada en Madrid, a donde ha tenido que mudarse desde años atrás, Raimunda (Penélope Cruz) tiene que hacer frente a las dificultades de sostener su hogar y educar a una hija adolescente, Paula (Yohana Cobo), quien una noche se ve obligada a defenderse y asesinar a su padrastro, luego de que éste intenta abusar de ella.

Al mismo tiempo que esto sucede, en su pueblo natal se registra la muerte de Paula, la última de sus tías y el único ser querido que continuaba con vida después de la partida de sus padres unos años antes. El funeral, al que sólo puede asistir Sole (Lola Dueñas), la hermana de Raimunda, abre la historia a la fantasía; las mujeres que la acompañan en el duelo aseguran que su madre muerta cuidó en sus últimos años a la tía Paula y que incluso muchos han podido verla.

Contada como una comedia costumbrista, nunca demasiado sombría, Volver se toma en serio las invenciones que en los pueblos son tomadas como si fuesen verdad y las hace realidad. Irene (Carmen Maura), la madre de Raimunda y Sole, vuelve entre los vivos y además se integra a la vida de sus hijas, de modo que lo insostenible se convierte en cotidiano.

El tono en que Almodóvar desarrolla su filme ayuda a la historia, le permite abreviar e incluso dejar algunos cabos sueltos que resultan en un final confuso. La cosa es que al mirar el conjunto, las fallas no parecen terribles. Estas cuatro mujeres, a quienes se suma Agustina (Blanca Portillo), la prima que sufre de cáncer, son el anverso de la histeria que aparece como constante de Mujeres al borde de un ataque de nervios.

Aquí, ellas son autosuficientes; la soledad o la ausencia de los hombres a su lado no las abaten, pues la experiencia los ha hecho prescindibles. Por el contrario, afrontan sin culpas y sin remordimientos sus problemas familiares y su precaria situación.

Volver, ni duda cabe, es un proyecto personalísimo de su realizador, y su conexión emotiva con el trabajo puede sentirse. Fiel al ideal estético que vez tras vez busca para sus filmes, su Raimunda es una mujer ordinaria, demasiado colorida, demasiado maquillada, quizás con no mucha clase, pero una reina al fin en un filme agradecible.

Trivial, tal vez, el departamento de peinados y maquillaje hace un trabajo estupendo en la protagonista. Con esos maravillosos despeinados, Penélope Cruz recuerda a Sofía Loren en sus primeros años.

 
 
 
 
 

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