ZOOLANDER

DIRECCIÓN: Ben Stiller
TÍTULO ORIGINAL: Zoolander (2001)
PAÍS: Estados Unidos, Alemania
GUION: Drake Sather, Ben Stiller, John Hamburg
FOTOGRAFÍA: Barry Peterson
MÚSICA: David Arnold
DURACIÓN: 89 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Recibida con cierta tibieza tras su estreno en 2001, Zoolander fue encontrando su lugar como una de las sátiras más feroces acerca del mundo de la moda, a partir del uso de numerosos clichés sobre la superficialidad y la tiranía de la apariencia en el mundo del modelaje, pero sin llegar al agrio desprecio por esa industria.

Derek Zoolander ( Ben Stiller ) es un famoso modelo, figura de las pasarelas, presencia constante en las mejores portadas de revistas e imagen de las campañas de grandes diseñadores. Sin embargo, debe enfrentar el fin de su reinado cuando Hansel (Owen Wilson), otro modelo de aire despreocupado que lo hace parecer viejo, comienza a despuntar. Sin embargo, el verdadero conflicto en la historia es la oculta conspiración para asesinar al primer ministro de Malasia, autor de una reforma laboral que impide el trabajo infantil, y que pone en grave riesgo las utilidades de las grandes firmas de ropa, acostumbradas a la mano de obra barata.

Rivales profesionales, Derek y Hansel conjugan juntos eso que Stiller (director y guionista) intenta decir acerca de la celebridad, ese campo, donde además de modelos, caben infinidad de figuras del cine, la música y la televisión con un mínimo de preparación, que lo mismo exhiben una falsa espiritualidad, que aseguran estar inspirados por filosofías y personas que no conocen, aunque su mayor sello característico es siempre la frivolidad con la que abordan cada tema.

Lo destacable de la película no es, ni por mucho, la línea argumental del magnicidio, sino los elementos periféricos; por un lado, son numerosos los gags hilarantes que rayan en la caricatura, pero en la cual hay elementos perfectamente identificables de la publicidad y las grandes galas de la moda que se ven cotidianamente en los medios. Por otro lado, cada momento en que la película lanza un comentario políticamente incorrecto, éste sale de boca de algún idiota narcisista, lo que desarma la malicia efectiva.

Lo curioso es que en Zoolander ya empezaba a perfilarse ese mundo hiperconectado, lleno de selfies, de fama fugaz que encumbra el nulo talento si éste es tendencia, que trivializa la pobreza u otros problemas sociales. Sutil, su crítica logra la complicidad de cantantes, actores, modelos, diseñadores y fashionistas, quienes hacen cameos y breves comentarios que abonan a la enorme broma de que en el fondo este ambiente de la moda no es otra cosa que dedicarse profesionalmente a ser apuesto.

Derek Zoolander fue creado para protagonizar un sketch de tres minutos dentro de los VH1 Fashion Awards de 1996, pero terminó por convertirse en una figura ideal para hablar de los peores rasgos de nuestra cultura pop.

 
 
 
 
  

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