EL MUNDO IMAGINARIO DEL DOCTOR PARNASSUS

DIRECCIÓN: Terry Gilliam
TÍTULO ORIGINAL: The Imaginarium of Doctor Parnassus (2009)
PAÍS: Reino Unido, Canadá, Francia, Estados Unidos
GUION: Terry Gilliam, Charles McKeown
FOTOGRAFÍA: Nicola Pecorini
MÚSICA: Mychael Danna, Jeff Danna
DURACIÓN: 123 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Delirante, como un sueño/pesadilla que pese a todo guarda alguna coherencia, condenada por sus excesos, El imaginario mundo del doctor Parnassus será una cinta que en el futuro posiblemente sólo será recordada por la muerte a la mitad del rodaje del actor Heath Ledger.

La historia sucede en Londres. El doctor Parnassus del título (Christopher Plummer), es un mago ambulante con cientos de años de edad, que va a bordo de un carromato por distintos barrios, presentando con otros actores un acto de feria de apariencia barata que a nadie interesa. El anciano, quien a lo largo de su existencia va jugando apuestas con el Diablo (Tom Waits), decide jugársela una última vez, sólo que esta vez contará con la ayuda de un joven (Ledger) aparentemente muy hábil para los negocios, a quien la compañía salva de morir colgado de un puente.

Más influida por la obra de Lewis Carroll que la misma Alicia en el país de las maravillas, de Tim Burton, la cinta de Gilliam se ubica entre dos realidades. El acto de magia que presentan estos artistas intinerantes necesita de un espejo que, a quien lo atraviesa, le permite pasar de una calle mugrienta y mal iluminada, a un mundo idílico, que responde a leyes totalmente caprichosas y satisface deseos largamente acariciados.

El filme requiere cierta paciencia, pero no carece de un hilo lógico. No es sencillo apreciar los desenfrenados paseos que los personajes dan al cruzar al otro lado del espejo, por fantasías artesanales a veces construidas de anhelos superficiales y materialistas, un mundo creado digitalmente, donde incluso el fallecido actor puede transformarse en Johnny Depp, Jude Law y Colin Farrell, sin que su remplazo repentino no sólo no parezca arbitrario, sino que incluso encaje en la "lógica fantástica" de Gilliam.

Al final habrá que entender que el director es un viejo excéntrico que a veces se pierde en su idea visual mientras cuenta sus historias, pero siempre desafía al espectador. Eso es mejor que darle al público unas gafas 3D y sentarlo, completamente pasivo, durante dos horas a mirar "maravillas" que apenas dan flojera.

 
 
 
 
  

CANAL RSS
YOUTUBE
CONTÁCTANOS


DISTRITO CINE. Los contenidos de este sitio están sujetos a una licencia Creative Commons 2.5, con excepción del material (fotos, imágenes, videos) procedente de terceros.